El hombre como criatura de Dios
poseía al principio una mente sana y un cuerpo robusto. Entre cuerpo y
espíritu había una íntima armonía y así también entre el hombre y Dios,
su Hacedor. Fue el hombre, la corona de toda la creación y como tal
tenía que interactuar con el reino animal con cariño y dominarlo; No
existía enemistad entre ellos. En cuanto a la alimentación obedecían
las leyes divinas, tal como dice en génesis 29-30: “y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz
de toda la tierra: y todo árbol en que hay fruto de árbol que da
simiente, seros ha para comer”.
Las primeras generaciones
alcanzaron una edad avanzada absteniéndose de las comidas de carne y
bebidas alcohólicas. Aunque nos parezca increíble alcanzaron una edad de
casi 1000 años: Adán 930 años, Jared 962 años, Matusalén 969 años.
Génesis 5-5, 20-27.
Cuando las generaciones posteriores
empezaron a comer carne, más otros aspectos, la edad de los hombres fue
disminuyendo hasta llegar a nuestros días donde el promedio de vida es
de 68 años y las causas más comunes de muerte están originadas en una
falsa forma de vivir.
La alimentación adecuada constituye un
reto para muchas personas que prefieren disfrutar los alimentos
agradables pero riesgosos para la salud antes que cambiar sus hábitos
erróneos y con ello mejorar su estado.
La educación
nutricional es muy importante para lograr transformar la conducta
alimentaria indebida. Nuestro deseo es proporcionar conocimientos sobre
la alimentación adecuada, sus características y su relación con las
diferentes enfermedades. El hombre vive enfermo porque no sabe comer o
come demasiado o no elige su alimento por conciencia sino por darle
gusto a los sentidos sin importar las consecuencias.