Entonces dijo Dios:
Y a todos
los animales del campo, a todas las aves del cielo y a todo cuanto se
mueve sobre la tierra y que posee aliento vital, les doy toda hierba
verde como alimento.
Y así sucedió. Entonces vio Dios todo cuanto había hecho: Y he aquí que estaba muy bien”.
Génesis 1,29-31
He aquí que os doy toda planta que da semilla, que existe sobre la faz
de la Tierra y todos los árboles portadores de frutos que dan semillas.
Estos deben serviros de alimento.
Aunque en la Biblia oficial fueran silenciadas muchas cosas, la verdad sale a la luz
DE MANERA QUE YA NO NOS ESTÁ PERMITIDO COMER MÁS CARNE”.
Palabras de los profetas en contra de los sacrificios de animales y del comer carne
“Sus sacrificios de animales y el consumo de la carne me son
abominables y el Señor no se complace en ello, sino que se acordará de
su iniquidad y los castigará por sus pecados“.Oseas 8, 13
“Quien inmola a un toro es como quien mata a un hombre; quien sacrifica a
una oveja es como si estrangula a un perro; quien presenta víctimas
para alimento es como el que ofrece sangre de cerdo; quien quema
incienso es como si ensalza a un ídolo. Estas cosas eligen en sus
caminos y sus almas se complacen en sus abominaciones”.Isaías 66,3
“Yo aborrezco y rechazo con desprecio vuestras fiestas y no me complace
el olor de vuestras asambleas. Y tanto si me ofrecéis holocaustos como
oblaciones, no gustaré de ellos; tampoco me complace ver vuestros
sacrificios de agradecimiento más exquisitos. ¡Aparta de mí el griterío
de tus cantares, pues no me gusta oír la música de tu lira! Pero que se
manifieste la Justicia discurriendo como el agua y la rectitud como una
corriente poderosa“.Amós 5, 21-24
“¿Qué me importa el incienso
de los reinos árabes y la caña aromática procedente de tierras lejanas?
Vuestros holocaustos no me son aceptos y vuestros sacrificios no me
agradan“.Jeremías 6,20
“¿De qué me sirve la multitud de
vuestros sacrificios?“ Dice JEHOVA. “Estoy harto de holocaustos de
carneros y de grasa de cebones, y no me complazco en la sangre de
novillos, corderos y machos cabríos. Cuando venís a mostraros ante mí,
¿quién reclama esto de vuestras manos?Isaías 1, 11 – 12 y s.
“¿Con qué me reconciliaré con JEHOVA y me inclinaré ante el Dios de las
alturas?¿Me reconciliaré acaso con holocaustos y terneros añales? ¿Acaso
se complacerá JEHOVA en miles de carneros, en miriadas de ríos de
aceite? ¿O he de entregarle a mi hijo primogénito, el fruto de mis
entrañas, por mi prevaricación, por el pecado de mi alma? Dicho está, oh
hombre, lo que es bueno y lo que el Señor reclama de ti no es otra cosa
sino mantener la palabra de Dios (que no es idéntica a la palabra de la
Biblia), ejercitarte en amar y ser humilde ante tu Dios“.Miqueas 6, 6 –
8
“Y cuando me extendéis vuestras manos, aparto mis ojos de
vosotros; y aunque multipliquéis las plegarias, no os escucho, pues
vuestras manos están llenas de sangre. Lavaos, purificaos, apartad
vuestra maldad de delante de mis ojos, cesad de obrar mal, aprended a
obrar bien, aspirad a la Justicia y ayudad a los oprimidos”.Isaías 1, 15
– 17
“Pues deseo amor y no sacrificios y el conocimiento de Dios y no holocaustos“.Oseas 6, 6
“Pues Yo no hablé a vuestros padres ni les dí orden alguna el día que
los saqué de Egipto sobre holocaustos ni otros sacrificios“. Jeremías 7,
22
“Si tuviera hambre no te lo diría, pues mío es el Orbe de la
Tierra y todo lo que hay en ella. ¿Piensas que quiero comer carne de
toro o beber sangre de chivos?”Salmo 50, 13 –14
“No te juntes con los tomadores de vino, ni con quienes se deleitan en el consumo de la carne”.Proverbios 23, 20
Jesús de Nazaret habló en contra de los sacrificios de animales
“He venido para abolir los sacrificios, y si no cesáis de sacrificar,
la ira de Dios (la ley de causa y efecto) tampoco os dejará”.
Palabras de Jesús, cit. por Epifanio, Panarion 3,16
“Yo quiero misericordia y no sacrificios”. N.T. Mateo 9, 13
“¿Es que no está escrito: Mi casa ha de ser llamada casa de oración
para todos los pueblos? ¡Mas vosotros habéis hecho de ella una cueva de
ladrones!” Jesús en Mateo 21, 13
Los apóstoles eran vegetarianos
Para saber lo que Jesús enseñó sobre el tema del amor a los animales y a
la alimentación sin carne, es de provecho saber cómo lo cumplieron sus
apóstoles y discípulos. Algunos textos antiguos, que de forma
significativa no fueron acogidos en el canon de la Biblia, nos dicen lo
siguiente al respecto:
Pedro
“Yo vivo de pan y olivas, a las que sólo en ocasiones añado alguna verdura”.
Homilías clementinas XII, 6 ; rec. VII, 6
Pablo
“Jesús me ordenó que no comiera ninguna carne ni bebiera ningún vino,
sino sólo pan, agua y frutos, para que me halle puro cuando quiera
hablar conmigo“.
Toledoth Jeschu, Edición Krauss,
Berlín 1902, pág. 113, Palabras de Pablo
Mateo
“Mateo vivía de granos, frutos de árboles y verduras, sin carne”.
Clemente de Alejandría,
Paidagogus II, 1, 16
juan
“ Juan no comió nunca carne”.
Hegesipo, historiador de la Iglesia, según Eusebio. Historia de la Iglesia II, 3
santiago
Santiago, el hermano del Señor, vivía de semillas y plantas, y no probó ni la carne ni el vino”. Epístolas a Fausto XXII, 3
También los Padres de la Iglesia
Advirtieron sobre el consumo de la carne Los Padres de la Iglesia o
redactores de la Iglesia conocían todavía las fuentes y los manuscritos
más antiguos y citaban de ellos. Muchos de ellos habían vivido ya
entonces de forma vegetariana/vegana y se habían abstenido del alcohol, o
bien recomendaron este tipo de vida. De ello podemos recibir
informaciones sobre la alimentación de los primeros cristianos.
Juan Crisóstomo acerca de un grupo de cristianos ejemplares354-407
“Entre ellos no hay ningún derramamiento de sangre; ningún animal es
matado ni troceado; entre ellos no se huele el espantoso olor de la
comida de carne…, no se oye ningún alboroto ni ruido tumultuoso. Comen
sólo pan, que se ganan con su trabajo, y agua, que les ofrece una fuente
pura. Si desean una comida más abundante, se complacen con frutos, y en
ellos encuentran un placer más grande que ante la mesa de un rey”.
Homilía 69
Clemente de Alejandría
“¿No existe, pues,
en el marco de una sencillez moderada una diversidad de comidas sanas:
verduras, raíces, olivas, hortalizas, leche, queso, frutas y toda clase
de alimentos secos? Entre los alimentos son preferibles aquellos que
pueden consumirse directamente sin necesidad de cocerlos, pues en todo
momento se nos ofrecen listos para ser comidos y son los más sencillos.
Por este motivo el apóstol Mateo vivía de semillas, frutos de piel dura y
verdura, sin carne. Y Juan, que guardaba la temperancia en grado
supremo, comía brotes de hojas y miel silvestre. Pero los sacrificios
sangrientos, así lo creo, fueron descubiertos sólo por los hombres que
buscaban un pretexto para comer carne, que también hubieran podido tener
sin este tipo de idolatría“.
Clemente de Alejandría, Paidagogus II
Quinto Séptimo Tertuliano(aprox. 160-221)
Tertuliano defendió a menudo a los cristianos cuando eran acusados de
practicar sacrificios humanos.“¿Cómo debo calificar vuestra creencia de
que codiciemos la sangre humana, cuando sabéis que aborrecemos la sangre
animal?“
Apol. Cap. 9; Cit. S. Robert Springer, pág.292
Gregorio de Nicea
Padre de la Iglesia de Capadocia
“La siembra del buen padre es sin embargo el buen trigo, del cual
hornea el pan… La glotonería de las comidas de carne es una injusticia
infamante y deseo que aspiréis sobre todo a ofrecer a vuestra alma un
alimento de duración eterna”.
Robert Springer, Enkarpa, 1884
Jerónimo
“Sería mejor que no comieras ninguna carne ni bebieras ningún vino.
Pues el uso del vino comenzó con el comer carne, después del diluvio
universal“.
“Comidas inofensivas son comidas que son obtenidas sin el derramamiento de sangre”.
„El placer por la carne, por beber vino y saturar el estómago son los semilleros de la conscupiscencia“.
Jerónimo, Adversus Jovinanum 1, 30
Aurelio Agustino (354-430)
Padre de la Iglesia y el instructor de la Iglesia más grande de la
antigüedad, vivía también sólo de alimentos vegetales. El atribuía al
consumo de la carne las pasiones funestas de los hombres. En una de sus
obras cita a Pablo (Rom. 14, 21), donde este aconseja no comer ninguna
carne ni beber ningún vino.
Sobre la verdadera religión II, 161, 168
Basilio el Grande (354-430)
“El cuerpo que se carga de comidas de carne, es atacado por las
enfermedades; un modo de vida moderado lo hace más sano y más fuerte y
le corta la raíz al mal. Los olores de las comidas de carne ensombrecen
la luz del espíritu. Dificilmente puede amarse la virtud si uno se
alegra con los platos y banquetes de carne”.
Basilio el grande, Enkarpa, 1884
“La carne es un alimento contrario a la natualeza, que pertenece a un mundo pasado”.
Homilías clementinas III, 45
“Los cristianos se abstenían de todo alimento animal“.
Plinio en una carta a Trajano, Ep. Lib.X.96
En el paraíso terrenal no había ningún vino, no se sacrificaba a ningún animal, no se comía ninguna carne”.
Tanto tiempo como se viva moderadamente, crecerá la dicha de la casa,
los animales se encontrarán en seguridad, no se derramará ninguna gota
de sangre ni se matará a ningún animal.
El cuchillo del
cocinero no se utilizará, la mesa estará cubierta de los frutos que la
naturaleza regala y uno se contentará con ello”.
De las epístolas de Basilio el Grande (329-379
)
cit. según Karl Anders Skriver, Die vergessenen Anfänge der Schöpfung
und des Christentums (Los comienzos olvidados de la Creación y del
cristianismo), pág.123
Los pecados de los hombres fueron los que hicieron “peligrosos” a los animales
Los animales salvajes reciben su nombre por su naturaleza salvaje, no
porque fueran creados peligrosos desde el principio…, sino que los
pecados de los hombres los hicieron peligrosos. Pues al apartarse el
hombre del camino, también aquellos le siguieron…
Si el hombre se
alza ahora de nuevo a una existencia correspondiente a su naturaleza y
no obra más maldades, también aquellos volverán de nuevo a su ser manso
original.
Teófilo de Antioquía, segunda mitad del siglo
Las criaturas esperan a que los hombres se muestren como hijos de Dios
”Sabemos que también toda la creación gime y sufre hasta el momento
presente. Las criaturas esperan ansiosas a que los hombres se muestren
como hijos de Dios. Pues también la creación debe ser liberada, de la
esclavitud del círculo de lo efímero a la libertad originaria de los
hijos de Dios“.
Pablo, en Rom. 8, 22. 19. 21 El final del cristianismo interno
El emperador Constantino I
El emperador Constantino I (285-337) favoreció a la Iglesia cristiana,
le dio libertad de religión y el año 334 convirtió de hecho esta
enseñanza en religión estatal. A cambio la Iglesia le convirtió en
santo. Constantino, no obstante, no se diferenció en nada de sus
antecesores respecto a las ansias de poder, despotismo y crueldad. Llevó
a cabo muchas guerras. Los cristianos originarios que querían
permanecer fieles a sus ideales pacifistas, fueron obligados bajo
amenaza de tortura a ir a la guerra a favor del emperador. Se dice que a
quien no quería comer carne, el emperador le hacía embutir plomo
líquido en la garganta.
El cristianismo de los orígenes fue con
ello prácticamente disuelto. “Los cristianos fueron entonces obligados
oficialmente a prestar servicio militar, comer animales y beber
alcohol”.
Su concepción del cristianismo se la impuso a la Iglesia en el Concilio de Nicea (325).
Ahora habían de ser adaptados los evangelios al espíritu de la época.
Para ello se instituyeron los llamados “correctores”. Las
falsificaciones conscientes se realizaron sobre todo después del
concilio de Nicea. Cuánto fue cambiado también por Pablo, no se sabe con
exactitud, y sólo puede ser sospechado a tenor de algunas citas que nos
han sido transmitidas.
La Edad Media
En la Edad Media
continuó la persecución de los cristianos que vivían de forma
vegetariana/vegana. La Iglesia persiguió a lo largo de todos los siglos a
los cristianos originarios que se alimentaban vegetarianamente y no se
complacían con la pompa de una Iglesia estatal pagana. La mayoría de
ellos fueron desacreditados, calumniados, perseguidos y asesinados por
ser herejes y sectarios.
El Padre de la Iglesia Tomás de Aquino
sentó los principios filosóficos para la persecución en la Edad Media.
Según su enseñanza, los animales no tienen alma, las mujeres por lo
demás tampoco. Los cristianos libres “que en el tiempo de la Inquisición
se negaban a matar animales, eran obligados bien a matar a un animal
públicamente o eran colgados como herejes. En el año 1051 fueron
sentenciados a muerte muchos de los denominados herejes porque
renun¬ciaron a matar gallinas y comérselas”.*
”En la Edad Media
hubo muchos grupos que querían regresar a una vida
cristiano-originaria“. Por ejemplo los bogumilos o los
cátaros/albigenses. Estos vivían de manera vegetariana/vegana. Se
comprometían a “no matar a ningún animal, no comer ninguna carne y a
vivir sólo de frutos” (Walter Nigg). Todos ellos fueron exterminados de
manera cruel por la Iglesia. Muchas personas llevan todavía hoy grabados
profundamente en el subconsciente aquellos prejuicios eclesiásticos,
aunque crean que piensan de forma progresista; basta con que oigan la
palabra secta para despertar en ellas antiguos prejuicios, a pesar de no
haber ningún motivo para ello.
*Carsten Strelow, Vegetarianismo/Veganismo como partes fundamentales de la cristiandad, pág.55
En la actualidad
“El cristianismo de Iglesia actual, especialmente el católico, no tiene
prácticamente nada del cristianismo originario auténtico, el
nazarenismo, y con ello tampoco nada que ver con la verdadera enseñanza
de Jesús, sino que más bien es en primera línea una enseñanza auto
fabricada que está basada casi exclusivamente en el ejercicio del poder y
en conservarlo. Tan sólo con la Inquisición, la quema de brujas, las
cruzadas, el odio a los judíos y a las mujeres, así como la cooperación
con los nacionalsocialistas en el denominado Tercer Reich, la historia
de la Iglesia católica está teñida de un rojo sangriento. Mares enteros
podrían llenarse con esta sangre.
Los días festivos más importantes
de la Iglesia –navidad y pascua de resurrección– son también las fiestas
de matanza de animales más grandes del año”.
Carsten Strelow, Vegetarismo/Veganismo como partes fundamentales de la cristiandad, Pág. 58
“En verdad os digo que para ello he venido al mundo, para abolir todos
los sacrificios de sangre y el comer la carne de los animales y pájaros
sacrificados por los hombres”
El Evangelio de Jesús, Cap. 75,9Rottweil 1986
El Evangelio de la vida perfecta
En la escritura apócrifa “El evangelio de la vida perfecta” puede
leerse también cuánto despreciaban la enseñanza del Nazareno los
detractores de los animales en la Antigüedad y en la Edad Media.
En el prólogo de la primera edición inglesa (1902) del “Evangelio de la
vida perfecta“ (también llamado “Evangelio de los Doce“ o “Evangelio de
Jesús“) escribe G.J.R. Ousseley: “Este evangelio de inspiración
crística es uno de los documentos de los primeros cristianos más antiguo
y completo, y está conservado en un monasterio budista del Tibet, donde
fue escondido por unos miembros de la comunidad de los Eseos para
preservarlo de las manos de los falsificadores”.
En las páginas siguientes hemos elegido algunos capítulos sobre el tema “El amor de Jesús a los animales“.
El Evangelio de la vida perfecta,Editorial Humata, Bad Homburg El Evangelio de Jesús, Editorial “La Palabra“ (Das Wort),
Rottweit 1968
¡Ay de los cazadores!
6. Mientras Jesús caminaba con algunos discípulos, se encontró con un
hombre que adiestraba perros para la caza de otros animales. Y dijo al
hombre: “¿Por qué haces esto?“ Y el hombre contestó: “porque vivo de
ello; pues, ¿qué utilidad tienen estos animales? Estos animales son
débiles, en cam¬bio los perros son fuertes“. Y Jesús le dijo: “te falta
sabiduría y amor. He aquí que cada criatura que Dios ha creado tiene su
sentido y finalidad. Y ¿quién puede decir que hay de bueno en ellas y
qué utilidad tienen para ti o para la humanidad?”
7. “Y para tu
sustento: ¡contempla los campos, cómo crecen y son fértiles, y los
árboles que dan fruto y las hierbas! ¿Qué más quieres que lo que te da
el honesto trabajo de tus manos? ¡Ay de los fuertes que hagan mal uso de
su fuerza! ¡Ay del astuto que dañe a las criaturas de Dios! ¡Ay de los
cazadores!, pues ellos mismos serán cazados”.
8. Y el hombre
quedó muy admirado y abandonó el adiestramiento de los perros para la
caza y les enseñó a salvar la vida, mas no a destruirla. Y aceptó las
enseñanzas de Jesús y se convirtió en discípulo Suyo. (Cap. 14)
Jesús libera a los animales
1. Aconteció un día, al terminar Jesús Su predicación, que en un lugar
cerca de Tiberíades, donde hay siete fuentes, un joven trajo conejos
vivos y palomas, para que Él los comiera con Sus discípulos.
2.
Y Jesús miró al joven con amor y le dijo: “tienes buen corazón y Dios
te iluminará, pero, ¿no sabes que Dios en el principio dio al hombre
para alimento los frutos de la tierra y no por eso lo creó inferior al
mono o al buey, al caballo o a la oveja, para que matara a las demás
criaturas y consumiera su carne y su sangre?”
3. “Vosotros
creéis que Moisés ordenó justificadamente que tales criaturas fuesen
sacrificadas y comidas, y así hacéis en el templo; pero ved que hay aquí
–y viene– alguien más grande que Moisés, para terminar con los
sacrificios de sangre de la Ley y los festines y para restaurar la
ofrenda pura y el sacrificio incruento, como era al principio, es decir,
los granos y los frutos de la tierra”.
5. “Poned, pues en
libertad a estas criaturas, para que se alegren en Dios y no traigan
culpa a los hombres“. El joven las liberó y Jesús rompió sus jaulas y
sus cuerdas.
6. Sin embargo, he aquí que temían ser cautivadas de
nuevo y no querían irse de su lado; pero El les habló y les dijo que se
fueran, y obedeciendo Sus palabras se marcharon llenas de alegría”.
(Cap. 28)
Liberación de los pájaros
7. Y un día el
Niño Jesús fue a un lugar donde estaba colocada una trampa para pájaros,
y algunos muchachos se encontraban allí. Y Jesús les dijo: “¿quiénes
han puesto aquí esta red a las inocentes criaturas de Dios? He aquí que
ellos serán de igual modo atrapados en una red“. Y vio doce gorriones,
que estaban como muertos.
8. Y movió Sus manos sobre ellos y
les dijo: “id y volad y, mientras viváis, acordaos de Mí”. Se levantaron
y alzaron el vuelo ruidosamente. Los judíos que vieron esto, quedaron
maravillados y lo contaron a los sacerdotes. (Cap. 6)
Jesús sana a un caballo
1. Aconteció que el Señor salió de la ciudad, e iba por la montaña con
Sus discípulos. Y llegaron a un monte de caminos muy escarpados. Allí
encontraron a un hombre con un animal de carga.
2. El caballo
se había desplomado a causa de la sobrecarga, y el hombre lo golpeaba
hasta hacerle sangrar. Y Jesús se le acercó y le dijo: “tú, hijo de la
crueldad, ¿por qué golpeas a tu animal? ¿No ves acaso que es demasiado
débil para su carga, y no sabes que sufre?”
3. Pero el hombre
respondió: “¿qué tienes que ver Tú con esto? Puedo golpear a mi animal
cuanto me plazca; pues me pertenece y lo compré por una buena suma de
dinero. Pregunta a los que están contigo, pues son de mi vecindario y lo
saben”.
4. Y algunos de los discípulos respondieron diciendo:
“sí, Señor, es tal como dice; estábamos presentes mientras compraba el
caballo“. Y el Señor respondió: “¿no veis acaso cómo sangra y no oís
cómo gime y se lamenta?“, pero ellos respondieron diciendo: “¡no, Señor,
no oímos que gima y se lamente!”
10. Y el Señor se entristeció
y dijo: “¡ay de vosotros, que por la insensibilidad de vuestro corazón
no oís cómo se lamenta y clama piedad al Creador celestial, y tres veces
ay de aquel contra el que clama y se lamenta en su tortura!”
11. Se acercó y tocó al caballo, y el animal se levantó, y sus heridas
estaban curadas. Dijo al hombre: “prosigue ahora tu camino y en adelante
no lo golpees más, si es que también esperas hallar piedad”.
12. Y viendo a la muchedumbre que venía hacia El, dijo Jesús a Sus
discípulos: “por los enfermos estoy enfermo, por los hambrientos sufro
hambre, por los sedientos sufro sed”.
13. Y dijo también: “he
venido para terminar con los sacrificios y las fiestas de sangre. Si no
cesáis de sacrificar y comer carne y sangre de animales, la ira de Dios
no cesará de venir sobre vosotros, tal como en el desierto vino sobre
vuestros padres, los cuales, ávidos del disfrute de la carne, se
llenaron de podredumbre y fueron destrozados por plagas”. (Cap. 21)
Jesús ayuda a un camello
12. Iba Jesús hacia Jerusalén y se encontró con un camello, pesadamente
cargado con madera. El camello no la podía arrastrar monte arriba, y el
camellero le golpeaba y maltrataba cruelmente, pero no podía hacer
avanzar al animal.
13. Y viéndolo Jesús, le dijo: “¿por qué
pegas a tu hermano?“ El hombre replicó. „no sabía que fuera mi hermano.
¿No es un animal de carga, hecho para servirme?”
14. Y Jesús
dijo: “¿no ha creado el mismo Dios de igual sustancia a este animal y a
tus hijos que te sirven?, y ¿no tenéis vosotros el mismo aliento de vida
que todos habéis recibido de Dios?”
15. Y el hombre se
maravilló mucho de estas palabras. Cesó de golpear al camello y lo
liberó de una parte de su carga. Así el camello caminó monte arriba
–precediéndole Jesús–, sin detenerse hasta el fin de ese día de viaje.
16. Reconoció el camello a Jesús, por sentir el amor de Dios en El. Y
el hombre quiso saber más sobre las enseñanzas, y Jesús le enseñó con
gusto, haciéndose él discípulo suyo. (Cap. 31)
Palabras de Jesús contra los sacrificios de sangre
1. Jesús enseñaba a Sus discípulos en el atrio exterior del templo, y
uno de ellos Le dijo: “Maestro, los sacerdotes dicen que sin
derramamiento de sangre no hay perdón de los pecados. ¿pueden, pues, los
sacrificios de sangre, hechos según la Ley, quitar los pecados?”
2. Y Jesús respondió: “ningún sacrificio de sangre, de animal o ave u
hombre, puede quitar pecados; porque ¿cómo se puede quitar una culpa
mediante el derramamiento de sangre inocente? No, la culpa se hará más
grande.
3. Los sacerdotes ciertamente reciben tales sacrificios
de los fieles como expiación por las faltas contra la Ley de Moisés,
pero para los pecados contra la ley de Dios no hay perdón, si no es por
el arrepentimiento y la enmienda“. (Cap. 33)
Palabras de Jesús contra el comer carne
4. “¿No está escrito en los profetas?: ¡cesad vuestros sacrificios de
sangre y vuestros holocaustos! Dejad de comer carne, pues no hablé de
ello a vuestros padres ni se lo ordené, cuando les saqué de Egipto. En
cambio, esto les ordené:
5. Obedeced Mi voz y andad por los
caminos que os he mandado y seguiréis siendo Mi pueblo y os irá bien.
Pero ellos no estaban dispuestos y no obedecieron”.
6. “Y qué
os ordena el eterno sino que practiquéis la justicia y la misericordia y
andéis humildemente con vuestro Dios? ¿No está escrito que al principio
Dios determinó los frutos de los árboles, las semillas y las hierbas
para alimento de toda carne?
7. Pero ellos han convertido la
casa de orar en una casa de ladrones y, en vez de hacer una ofrenda pura
con incienso, han manchado mis altares con sangre y comido la carne de
los animales sacrificados.
8. Pero Yo os digo: no derraméis
sangre inocente ni comáis carne. Sed justos, amad la misericordia y
haced justicia, y vuestros días perdurarán largamente en la tierra que
habitéis“. (Cap. 33)
Los animales son nuestros hermanos
7. Jesús entró en un pueblo y vio a un gatito que no tenía dueño, y
tenía hambre y Le gemía. El lo levantó, lo puso dentro de Su túnica,
dejándolo reposar en Su pecho.
8. Y mientras pasaba por el
pueblo, dio de comer y beber al gato, que comió y bebió y Le mostró su
agradecimiento. Y El Lo dio a una de Sus discípulas, a una viuda llamada
Lorenza, que cuidó de él.
9. Y algunos de entre la gente
decían: “este hombre se ocupa de todos los animales. ¿Son Sus hermanos y
hermanas, para que los ame tanto?“ Y El les dijo: “en verdad, estos son
vuestros hermanos de la gran familia de Dios; vuestros hermanos y
hermanas, que tienen el mismo aliento de vida del Eterno”.
10.
“Y quienquiera que se preocupe por uno de los más pequeños de ellos, y
le de de comer y beber cuando pase necesidades, Me está haciendo esto a
Mí; y quien intencionadamente permite que uno de ellos sufra necesidades
y no lo protege cuando es maltratado, está permitiendo este mal como si
Me lo hiciera a Mí: pues tal como hayáis hecho en esta vida, así se
hará con vosotros en la vida venidera”. (Cap. 34)
Palabras de Jesús sobre la alimentación correcta
1. Y algunos de Sus discípulos vinieron a El y Le hablaron acerca de un
egipcio, hijo de Belial, que enseñaba que no es contrario a la ley
atormentar a los animales, cuando sus sufrimientos son de provecho para
los hombres.
2. Y Jesús les dijo: “en verdad os digo que quien
saca ventajas del perjuicio ocasionado a una criatura de Dios, no puede
ser honesto. Tampoco pueden cuidar de las cosas santas o enseñar los
misterios del Cielo, aquellos cuyas manos están manchadas con sangre o
cuya boca está ensuciada con carne.
3. Dios da los granos y los
frutos de la tierra para alimento; y para el hombre honesto no hay
ningún otro alimento legítimo para el cuerpo.
4. El ladrón que
penetra en una casa hecha por el hombre es culpable, pero hasta los más
pequeños de los que entran en una casa construida por Dios, son los más
grandes pecadores. Por eso os digo a todos los que quieren ser Mis
discípulos: mantened vuestras manos libres del derramamiento de sangre y
no permitáis que carne alguna entre a través de vuestros labios, pues
Dios es justo y bondadoso y ha mandado que los hombres deben vivir sólo
de los frutos y semillas de la tierra.
5. Pero si un animal
está sufriendo mucho, de manera que su vida le resulte una tortura, o
cuando se vuelva peligroso para vosotros, liberadle de su vida del modo
más rápido y con el mínimo dolor posible. Enviadlo al Más allá con amor y
misericordia, y no le atormentéis, y Dios, vuestro Padre, mostrará
misericordia con vosotros, igual que vosotros habéis mostrado
misericordia con los que están en vuestras manos.
6. Y todo
cuanto hagáis al más humilde de Mis hijos, Me lo estáis haciendo a Mí,
pues Yo estoy en ellos, y ellos están en Mí. Sí, Yo estoy en todas las
criaturas, y todas las criaturas están en Mí. En todas sus alegrías,
también Yo Me regocijo; en todos sus dolores, también Yo sufro. Por eso
os digo: sed amables los unos con los otros, y con todas las criaturas
de Dios”. (Cap. 38)
La conversión del cazador de pájaros
1. Y yendo Jesús hacia Jericó, se encontró con un hombre con palomas
jóvenes y una jaula llena de pájaros que había capturado. Y vio la
aflicción de éstos por haber perdido su libertad, además de sufrir
hambre y sed.
2. Y dijo al hombre: “¿qué haces con ellos?“ Y el hombre respondió: “vivo de la venta de los pájaros que capturo”.
3. Y Jesús le dijo: “¿qué pensarías si alguien más fuerte o más astuto
que tú te atrapara y encadenara a ti, o a tu mujer o a tus hijos, y te
arrojara en prisión para venderte en su propio provecho y para ganarse
con ello su sustento?
4. ¿No son estas criaturas tu prójimo,
sólo que más débiles que tú? ¿Y no cuida el mismo Dios, Padre y Madre,
de ellos, lo mismo que de ti? Deja en libertad a estos tus pequeños
hermanos y hermanas y procura no hacer tal cosa nunca más, sino gana
honradamente tu pan”.
5. Y se maravillaba el hombre de estas
palabras y de Su poder, y dejó a los pájaros en libertad. Al verse
libres volaron hacia Jesús y se posaron en Sus hombros y Le cantaban.
6. Y el hombre continuó preguntando acerca de Su enseñanza, y siguió su
camino, aprendiendo el oficio de canastero. Con su trabajo ganó su pan y
rompió sus jaulas y trampas y se hizo discípulo de Jesús. (Cap. 41)
9. “En verdad os digo que he venido para eso al mundo, para abolir todo
sacrificio de sangre y el comer carne de animales y pájaros,
sacrificados por hombres“. (Cap. 75)
Fuentes:
“El Evangelio de Jesús“ Editorial LA PALABRA,Rotttweil 1968
El Evangelio de la vida perfecta,Editorial Humata, Bad Homburg
Cristianismo y protección de los animales
“El Evangelio perdido” Editorial especializada en protección de animales, Munich
“EL PROFUNDO RESPETO RELIGIOSO POR AQUELLO QUE ESTÁ POR DEBAJO DE
NOSOTROS, INCLUYE NATURALMENTE TAMBIÉN AL REINO ANIMAL, E IMPONE A LOS
HOMBRES LA OBLIGACIÓN DE RESPETAR Y PROTEGER A LAS CRIATURAS QUE ESTÁN
POR DEBAJO DE ÉL”.
Goethe (1749-1832), poeta alemán
Pitágoras (s.VI a. de Cr.), filósofo y matemático griego:
“Todo lo que el hombre hace a los animales, regresa de nuevo a él.
Quien corta con un cuchillo la garganta de un buey y permanece sordo
ante los bramidos de temor, quien es capaz de matar impávido a un
atemorizado cabrito y se come el pájaro, al que él mismo ha alimentado,
¿cuán le¬jos está del crimen un hombre así?“
“La tierra regala riqueza profusamente y alimento pacífico. Y os brinda alimentos que están libres de muerte y de sangre”.
“Aquellos que matan animales y se comen su carne están más inclinados que los vegetarianos a masacrar a sus semejantes”.
Jean Paul (1763-1825), poeta francés:
“¡Oh justo Dios! ¡Cuántas horas de mar¬tirio de animales sirven para dar al hombre un único minuto de gusto para su paladar!”
George Bernhard Shaw (1856-1950), dramaturgo irlandés; Premio Nobel 1950:
“¡Los animales son mis amigos, y yo no me como a mis amigos!”
“Tanto tiempo como sean los hombres las tumbas andantes de los animales matados por ellos, habrá guerras en esta Tierra”.
Wilhelm Busch (1832-1908), poeta y dibujante alemán:
“Una verdadera cultura humana existe solamente cuando no sólo el
devorar a seres humanos, sino cuando todo tipo de deleite por consumir
carne es considerado como canibalismo”.
“El cuchillo brilla,
los cerdos gritan, al fin y al cabo hay que aprovecharlos. Pues cada uno
piensa: “¿para qué necesitamos un cerdo si no lo aprovechamos del todo?
Y todos sonríen, y roen igual que los caníbales, hasta que se diga,
¡qué asco! al jamón de Westfalen”.
François Voltaire (1694-1778),filósofo de la ilustración y escritor francés:
“Cierto es que ese atroz baño de sangre que tiene lugar
ininterrumpidamente en los mataderos y cocinas, ya no nos parece un mal.
Por el contrario, consideramos estas atrocidades, que a menudo resultan
pestilentes, como una bendición del Señor y le damos las gracias en
nuestras oraciones por nuestros asesinatos. ¿Puede haber acaso algo más
repugnante que alimentarse con¬tinuamente de carne de cadáveres?”
Plutarco (45-125), filósofo y escritor griego:
¿Podríais realmente preguntaros qué motivos condujeron a Pitágoras a
abstenerse de comer carne? Yo por mi parte me pregunto bajo qué
circunstancias y en qué estado espiritual decidió un hombre tocar sangre
con su boca, llevar sus labios a la carne de un cadáver y adornar su
mesa con cuerpos muertos y en vías de putrefacción, y se permitió
denominar alimentos a las piezas que poco antes habían bramido y
gritado, que se habían movido y vivido. Seguro que no se trata de leones
y lobos que comeríamos para auto protegernos; a estos animales, por el
contrario, no les ofrecemos ninguna atención, sino más bien sacrificamos
animales inofensivos y mansos, sin aguijones ni colmillos, que sin más
no nos pueden causar daño alguno. Por su carne les robamos el sol, la
luz y la duración de la vida que les corresponde desde su nacimiento. Si
queréis afirmar que la naturaleza ha previsto para vosotros este
alimento, matad entonces vosotros mismos lo que penséis comer, pero con
los medios que os ha otorgado la naturaleza y no con la ayuda de un
cuchillo de matarife, de una maza o de un hacha”.
“Por un
pequeño trocito de carne les robamos a los animales el alma, así como la
luz del sol y la duración de vida, para la que fueron creados y para la
que existen por naturaleza”.
“Los hombres no deberían nunca
abandonarse tanto hasta el punto de tratar a las criaturas vivas como
zapatos viejos y utensilios inertes y gastados que se tiran cuando ya no
funcionan más. No deberíamos hacerlo ni cuestionarnos nunca los
beneficios que se pueden sacar de seres vivos viejos, que apenas tienen
algo o nada que ofrecer”.
Leonardo Nelson (*1927), filósofo alemán:
“Un criterio infalible para valorar la honestidad del espíritu de una
sociedad, es el ver hasta qué punto ésta reconoce los derechos de los
animales; pues mientras que los hombres, en caso de necesidad cuando
alguno es demasiado débil, pueden reunirse mediante coaliciones y el uso
del propio lenguaje, para salvaguardar sus derechos, a los animales les
está negada esta posibilidad de auto ayudarse. Por ello queda a cargo
de la justicia de los hombres en qué medida quieren respetar éstos por
su parte los derechos de los animales.
Emanuel Kant (1724-1804), filósofo alemán:
“La crueldad con los animales es lo opuesto al deber que el hombre tiene consigo mismo”.
Albert Einstein (1879-1955), físico y Premio Nobel (1905), padre de la Teoría de la relatividad:
“Nada aumentaría tanto la posibilidad de supervivencia sobre la tierra, como el paso hacia una alimentación vegetariana”.
“Ya sólo con su influencia física sobre el temperanto humano, la forma
de vida vegetariana podría influir muy positivamente sobre el destino de
la humanidad”.
Tomás Alva Edison (1847-1931), inventor de la bombilla eléctrica:
“Soy un apasionado vegetariano y abstemio, porque así puedo hacer mejor uso de mi cerebro”.
Friedrich Nietzsche (1844-1900), filósofo alemán:
“La sensatez comienza ya en la cocina”.
Horacio (65-8 antes de Cristo), poeta clásico romano:
“¡Atrévete a ser sabio! ¡Deja de matar animales! El que está aplazando
la hora de la vida recta, es como el labriego que espera a que el río se
seque para cruzarlo”.
Nelle Moia, profesora universitaria de inglés de Lu¬xem¬burgo, protectora de animales y escritora:
“Hoy, en un tiempo en que está de moda la protección de los animales,
los propa¬gan¬distas de la Iglesia saltan al tren de moda como siempre
han hecho. Poniendo en primer plano a S. Francisco, la Iglesia pretende,
por así decirlo, haber sido la primera en inventar el amor a los
animales, habiendo traicionado en realidad durante 2000 años a los
pobres animales, justificando su explotación e ignorando con
indiferencia sus sufrimientos”.
“Aún hoy, según la enseñanza
oficial de la Iglesia católica, los animales no poseen ningún derecho ni
tampoco los hombres obligación alguna respecto a ellos. La moral y el
pecado es algo que incumbe exclusivamente a Dios y al hombre, o a los
hombres entre sí; lo que ocurra con los animales carece de importancia”.
Arthur Schopenhauer (1788-1869),filósofo alemán:
“Quien es cruel con los animales, no puede ser un buen hombre”.
“La moral cristiana ha limitado sus prescripciones exclusivamente a los
hombres y ha dejado al mundo animal sin derechos. Sólo hay que ver cómo
nuestra plebe cristiana se comporta con los animales, cómo los mata
sonriendo y totalmente sin sentido, o cómo los mutila y martiriza, cómo
fatiga al máximo a sus propios caballos viejos para sacarles la última
médula de sus pobres huesos, hasta que mueren a causa de los golpes. Se
podría decir en verdad que los hombres son los demonios de la tierra y
los animales sus almas atormentadas”.
“El mundo no es una obra
mal hecha y los animales no son un producto de fábrica para nuestro uso.
A los animales no les debemos compasión sino justicia”.
Denis Diderot (1713-1784), enciclopedista francés:
“¿Es que no hay alimentos sin derramamiento de sangre? ¿No es acaso
animar a los hombres a la crueldad si se les permite clavar el cuchillo
en el corazón de los animales?”
Leonardo da Vinci (1452-1519), artista italiano y genio universal:
“El hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad
sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas
andantes!”
“Tú has calificado al hombre como rey de los
animales. Yo, sin embargo, digo que es el rey de las fieras salvajes, de
entre las que tú (hombre) eres las más grande, pues ¿no los has matado
para que sirvan de satisfacción a tu paladar, convirtiéndote a ti mismo
en la tumba de todos los animales? ¿No produce la naturaleza suficientes
alimentos vegetales con los que podrías saciarte?”
“Llegará un
día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como
hoy se juzga el asesinato de un hombre. Llegará el tiempo en que comer
carne será condenado como hoy se condena el comerse a nuestros
semejantes, es decir, el canibalismo”.
“Yo renuncié a comer
carne cuando era joven y llegará el tiempo en que los hombres condenarán
–como yo al asesino de animales– del mismo modo como se condena a los
asesinos de hombres”.
León Tolstoi (1828- 1910), escritor y humanista ruso:
“De matar animales a matar hombres hay sólo un paso, y con ello también de torturar animales a torturar hombres“.
“Si no estás en condición de matar a un hombre, está bien; si no eres
capaz de matar a ningún ganado ni a ningún ave, aún mejor; y si tampoco a
ningún pez ni a ningún insecto, todavía mucho mejor. Esfuérzate en
avanzar tanto como puedas. No andes cavilando sobre lo que es posible y
lo que no lo es. Haz lo que puedas llevar a cabo con tus fuerzas; todo
depende de esto”.
“Alimentarse de carne es un vestigio del
primitivismo más grande. El paso al vegetarianismo es la primera
consecuencia natural de la ilustración”.
“En tanto existan mataderos, habrán campos de batalla”.
“El hombre puede vivir y estar sano sin que tenga que matar animales
para alimentarse. Si come carne se hace culpable del asesinato de los
animales, sólo para dar gusto a su propio paladar. Obrar así es inmoral.
Es una cosa tan sencilla e indudable que es imposible estar en
desacuerdo con ello. Pero como la mayoría está atada aún al placer del
consumo de carne, los hombres lo justifican y afirman riendo:
“un pedazo de bistec es algo bello, hoy al mediodía me lo comeré con gusto”.
“Si el hombre busca seria y honestamente el camino moral, lo primero
que ha de hacer es apartarse del consumo de carne. Pues aparte del
estímulo de las pasiones que causa este consumo, es sencillamente
inmoral, porque requiere una acción que se contrapone al sentido moral,
es decir, el matar”.
“El vegetarianismo vale como criterio en el que podemos reconocer si un hombre aspira seriamente a una perfección moral”.
Romain Rolland (1866-1944), poeta francés y Premio Nobel:
“La crueldad con los animales y también la indiferencia respecto a sus
sufrimientos es en mi opinión uno de los pecados más graves del género
humano. Es la base del deterioro humano. Si el hombre causa tanto
sufrimiento, ¿qué derecho tiene entonces a quejarse cuando sufre él
mismo?”
Karlheinz Deschner (*1924), doctor alemán en filosofía, historiador, literato y autor premiado varias veces:
“En relación a los animales, el hombre es un delincuente habitual”.
“¿Existen escrúpulos morales respecto al freír un ternero? Por parte de
los educadores, no. Por parte de la jurisprudencia, no. Por parte de la
teología moral, no. Por parte de otros miles motivos morales, no. ¿Por
parte del ternero quizás?”
“Una sociedad que tolera los mataderos y los campos de combate, está madura ella misma para su propia matanza“.
“Quien come animales, está por debajo del nivel de ellos”.
“La carne no hace la comida más mala, pero sí al que la come”.
“Los amigos de los animales: primero acarician a la ovejita, después se
la comen frita; primero insultan al pescador, después se comen la
trucha al horno. A los caza¬dores no los quieren, ¡pero el corzo frito,
sí!”
“¿No se merece una humanidad que mata a trillones de animales precisamente aque¬llo que causa al animal?”
“La carta del restaurante es la página más sangrienta que escribimos”.
“El hombre: un animal degenerado”.
George Sand (1804-1876) escritora francesa:
“Sería un gran adelanto en la evolución de nuestra raza (se refiere al
género humano), si fuéramos comedores de frutos y desapareciera de la
tierra el consumo de carne. Todo sería posible en nuestro planeta en el
momento en que superemos las sangrientas comidas de carne y la guerra”.
Charles Darwin (1809-1882), científico inglés y fundador del darwinismo:
“Los animales sienten como los hombres alegría y dolor, felicidad e infelicidad”.
Ralf W. Emerson (1803-1882), escritor y político norteamericano:
“Usted acaba de comer al mediodía; y no importa cuán cuidadosamente
haya escondido el matadero a una distancia prudencial de pocos o muchos
kilómetros: usted es culpable”.
Mahatma Gandhi (1869-1948), guía del movimiento por la independencia de la India, Premio Nobel 1913:
“Creo que el crecimiento espiritual, llegado a un cierto grado, exige
de nosotros que dejemos de matar a los seres vivos animales para
satisfacer nuestras necesidades físicas”.
“Yo creo que la
evolución espiritual nos exige en un cierto estadio dejar de matar a los
otros seres vivos para satisfacer nuestros apetitos corporales”.
“Para mí la vida de una oveja no tiene menos valor que la vida de un
hombre. Y nunca querré quitar la vida de una oveja para satisfacer al
cuerpo humano. Cuanto más indefenso es un ser vivo, tanto mayor es su
derecho a ser protegido por los hombres de la crueldad humana”.
“La grandeza de una nación y su progreso puede medirse en cómo trata ésta a los animales”.
“La Tierra tiene suficiente para cubrir las necesidades de cada hombre, pero no para su avaricia”.
Johann W. von Goethe (1749-1832) poeta alemán:
“El profundo respeto religioso por aquello que está por debajo de
nosotros, incluye naturalmente también al reino animal, y impone a los
hombres la obligación de respetar y proteger a las criaturas que están
por debajo de él”.
Helmut Kaplan (*1952) filósofo alemán:
“Para los animales no necesitamos ninguna moral nueva. Debemos
sencillamente excluir arbitrariamente a los animales de la moral ya
existente”.
Alexander von Humboldt (1769-1859), científico naturalista y geógrafo alemán:
“La crueldad respecto a los animales no es conciliable ni con una
verdadera formación cultural ni con una verdadera erudición. Es uno de
los vicios más característicos de un pueblo bajo e innoble. Con respecto
a los animales todos los pueblos son hoy en día, unos más otros menos,
unos bárbaros. Es falso y grotesco hacer resaltar en cada ocasión su
aparente alto grado de civilización y cometer a diario las crueldades
más espantosas con millones de criaturas indefensas o tolerarlas con su
indiferencia. ¿Y nos maravillamos de que estos denominados pueblos
civilizados se dirijan cada vez más al camino terrible de su ruina? La
misma superficie de tierra que como prado, o sea como pasto para los
animales, nutre indirectamente a diez personas con la carne de los
animales que comen en él, podría alimentar a cientos de hombres con
mijo, guisantes, lentejas y cebada.”
Sven Hedin (1865-1952), investigador sueco:
“Nunca he podido decidirme a apagar la luz de una vida, dado que no tengo el poder de encenderla de nuevo“.
Theodor Heuss (1884-1963), primer presidente de la República Federal de Alemania:
“Cuanto más pronto aprendan nuestro jóvenes por ellos mismos a
considerar condenable cualquier brutalidad con los animales y cuiden de
que el trato y el juego con ellos no derive en tortura, tanto más clara
será después su capacidad para distinguir en el mundo lo que es la gran
justicia o la injusticia”.
Laotse (aprox. s. IV o V a. C.), filósofo chino:
“¡Sed buenos con los hombres, con las plantas y con los animales! No
acoséis a hombres ni a animales, ni les cometáis ningún daño”.
Rosa Luxemburg (1870-1919), política, revolucionaria alemana y fundadora de la Unión Espartaco:
“Un mundo debe ser destruido, pero cada lágrima que se derrame, aunque
pueda ser secada, es una acusación, y por importante que sea el obrar de
un hombre apre¬surado que por falta de atención pisa a un gusano, el
comete por ello un delito”.
Paul McCartney (*1942), cantante inglés, exguitarrista de los Beatles:
“No se debe comer aquello que tiene un rostro”.
“Yo creo en la protesta pacífica y no comerse a ningún animal es una protesta no violenta”.
“Nos convertimos casi en vegetarianos una vez que estábamos comiendo
nuestro asado de domingo en una granja escocesa y contemplábamos a unas
ovejas que jugaban felices. De repente nos hicimos conscientes de que
nos estábamos comiendo precisamente a una de esas ovejas. Después
comíamos salchichas sólo de vez en cuan¬do. Más tarde, en unas
vacaciones en Barbados, conducíamos detrás de un camión con unas
gallinas hermosísimas. En un momento determinado desapareció en
dirección a una fábrica de carne de pollo. Desde en¬tonces no comemos
nada que antes tenga que ser matado”
Prof. Elly Ney (1882-1968), pianista alemana:
“El vegetarianismo es para mí desde hace décadas una necesidad interior
y lo considero como la forma de vida más natural para el hombre (…) Yo
no puedo concebir que las personas amigas de los animales no sean al
mismo tiempo vegetarianas”.
Chistian Morgenstern (1871-1914), escritor alemán:
“Si el hombre moderno tuviera que matar él mismo a los animales que le
sirven de alimento, aumentaría sin límites el número de los que comen
vegetales”.
Friedrich Nietzsche (1844-1900), filósofo alemán:
“Toda la filosofía antigua estaba orien¬tada a la simplicidad de la
vida y enseñaba una cierta sobriedad. En consideración a esto, los pocos
vegetarianos filosóficos han aportado más a la humanidad que todos los
nuevos filósofos, y en tanto que és¬tos no tengan el valor de buscar una
forma de vida completamente distinta y de mostrarla como ejemplo, no
hay nada que hacer con ellos”.
Eugen Roth (1895-1976), escritor alemán:
“El hombre piensa contento y feliz: no soy carnicero de sangre
hambriento; pero mientras no considere la carne despreciable, será de la
matanza culpable”.
Ovidio (43-18 a d. C), filósofo y poeta romano:
“La época que hemos denominado como la edad de oro, estaba bendecida
con los frutos de los árboles y las hierbas que ofrecía la tierra, y la
boca del hombre no estaba manchada de sangre. En aquel tiempo los
pájaros movían sus alas seguros en los aires y el conejo atravesaba sin
temor los campos libres. Entonces el pez no era la víctima inocente del
hombre. Cada lugar estaba libre de traición; no reinaba ninguna
injusticia, todo estaba colmado de paz.
En tiempos posteriores
un fundador del mal comenzó a difamar y despreciar este alimento
sencillo y puro y a engullir en su barriga voraz alimentos basados en
cadáveres de animales. Con ello abrió al mismo tiempo el camino al mal”.
Peter Rosegger (1843-1918), escritor austríaco:
“El animal tiene, como tú, un corazón que siente. El animal conoce,
como tú, la alegría y el dolor. El animal tiene, como tú, sus
aspiraciones. El animal tiene, como tú, un derecho a la vida”.
Sir Isaac Pitman (1813-1897), inventor de la estenografía inglesa:
“Un motivo para el vegetarianismo debería ser más sacado a la luz. Me
refiero a la llamada a la conciencia de la moral de que no podemos dejar
hacer a representantes lo que nosotros mismos no haríamos. Yo no tengo
ningún problema moral en limpiar mis botas, en limpiar el polvo de mi
mesa o en barrer mi oficina. Mis sentimientos no estarían heridos
llevando a cabo éstos y otros cientos de trabajos manuales. Pero yo no
podría matar a ningún buey, a ninguna oveja, especialmente no podría
degollar a ningún cordero ni retorcer el pescuezo a ningún ave. Si yo no
lo puedo hacer sin herir mis mejores sentimientos, rechazo el dejar
hacerlo a otra persona para mí, hiriendo sus sentimientos. Si no
existiera ningún otro motivo a favor de nuestra unión, ese único motivo
sería suficiente para determinarme por la acogida de la dieta sin
carne”.
Plinio (79 – 23 a. d. C.) poeta romano:
“Mejor deberían quedarse con la sana col y con el puré de cereales que con fasanes y gallinas”.
Volker Elis Pilgrim (*1949), escritor alemán:
“La carne que comemos es un cadáver que por lo menos tiene de dos a cinco días”.
Príncipe Max de Sachsen (1870 – 1951), profesor alemán de teología católica:
“No se debe aspirar a una forma suave de la matanza, sino a su
eliminación. Cuanto más se intenta humanizar la matanza, tanto más se
refuerza la cuestión misma de la carnicería. Sólo se ganará un punto de
vista consecuente en la protección animal, cuando la humanidad se decida
a dejar de matar y comer animales”.
Henry David Thoreau (1817-1862) escritor norteamericano:
“No pongo ninguna duda en que es el destino de la raza humana el dejar
tras de sí el comer animales en el transcurso de su desarrollo
paulatino, así como los pueblos indígenas han cesado de comerse
mutuamente, después de que entraron en contacto con hombres más
civilizados”.
Luise Rinser (1911-2003), escritora alemana:
“La anonimidad de nuestras vítimas del reino animal es lo que nos hace sordos a sus gritos”.
“Hoy en día ya no vemos nada más sobre la vida y la muerte angustiosa
del animal de matadero. Eso ocurre de forma automática. Hace un momento
un animal, en el siguiente instante carne ya troceada: nuestra comida.
Nuestro modo de canibalismo”.
“Pasará mucho tiempo hasta que la
humanidad comprenda que no sólo los pue¬blos de la tierra son un
pueblo, sino que hombres, plantas y animales forman en conjunto el reino
de Dios y que el destino de un ámbito también es el destino del otro”:
Los animales: las víctimas indefensas
¿Qué dicen personas célebres sobre la caza?
Teodor Heuss (1884-1963), primer presidente de la República Federal de Alemania:
“Caza es un eufemismo cobarde que se asigna al asesinar de modo
especialmente cobarde a criaturas indefensas. La caza es una especie de
enfermedad mental”.
Johann Wolfgang von Goethe (1749 – 1832) poeta alemán:
“La caza es siempre una forma de guerra”.
León Tolstoi (1828 – 1910), poeta ruso:
“Del asesinato a los animales al asesinato a los hombres sólo hay un paso”.
Teodor Heuss (1884-1963), primerAlexander von Humbolt (1769-1859), investigador de ciencias naturales:
“Donde vive un cazador pueden vivir diez pastores, cien labradores y mil agricultores.
Crueldad con los animales no puede sostenerse cuando hay una educación y
una cultura verdaderas. Es una de las perversidades más significativas
de un pueblo de clase baja e innoble.
François Voltaire (1694 – 1778), escritor y filósofo francés:
“La caza es uno de los medios más seguros para matar los sentimientos de los hombres para con los semejantes”:
Pitágoras (siglo 6° a. de C.), filósofo y matemático griego:
“No importa la actitud que tenga un hombre para con los animales, siempre se le pagará con la misma moneda”.
Emanuel Kant (1724 – 1804), filósofo alemán:
“Entre todos los estilos de vida, la vida de la caza es sin duda la que
más se opone a la estructura moral; En sus comienzos originales, la
prohibición de sangre procedente de Noé no parece haber sido otra cosa
que la prohibición de llevar una vida de ca¬zador”.
George Bernhard Shaw (1856-1950), dramaturgo irlandés:
“Si el hombre quiere matar al tigre, se denomina a ésto deporte. Si el
tigre quiere ma¬tar al hombre, se denomina a ésto bestialidad”.
Otto von Bismarck (1815 – 1898), regente alemán:
“En ninguna parte se miente tanto como después de la caza y antes de las elecciones”.
Bernhard Grzimek (1909 – 1989), zoólogo y productor alemán de películas de animales:
“Nunca he llegado a comprender la alegría que tienen algunas personas en matar animales a balazos”.
Wilhelm Dietler (siglo XIX), profesor de filosofía y autor alemán:
“Hay muchos amantes de la caza que están endurecidos para matar y para
lo malo – monstruos repugnantes sedientos de sangre, acostumbrados a los
gimoteos, a los que no hay nada que les guste más que los placeres
ruidosos y embriagadores. Otros cogen gusto a la caza a causa de su
cruda educación y forma de vivir, y no sólo cazadores de profesión, sino
también algunos lugareños, los cuales, sin haber aprendido una
ocupación humana sensata, sin reflexionar, no saben matar el tiempo de
otra manera que con la caza”.
Friedrich Schiller (1759-1805) poeta alemán:
“Peligroso es despertar al león, mortal el colmillo del tigre, sin
embargo el más terrible de los horrores es el hombre en su locura”.
Karlheinz Deschner (*1924), Dr. en filosofía, historiador, literato, autor alemán muy premiado:
“Siempre que un hombre se tome el derecho de sacrificar un animal por un fin, no sólo comete una injusticia, sino un crimen”.
Erasmo de Rotterdam (1465-1536), humanista y escritor holandés:
Erasmo de Rotterdam contaba entre los locos de este mundo a “los
furiosos de la caza, a los cuales no les importa nada más que la
persecución de animales, y que creen sentir un placer increíble siempre
que escuchan el eco repugnate de los cuernos de caza y el alarido de la
presa. ¡Casi que supongo que en sus sentimientos los excrementos de los
perros les parecen que huelen a canela! Y cuando prueban un pedazo de la
carne del animal, se sienten como si prácticamente se hubieran vuelto
de la nobleza. Mientras estas personas al cazar y devorar animales sólo
logran su propia degeneración, creen sin embargo tener una vida
principesca”.