La Doctrina Térmica medicina NATURAL

Uno de los que hicieron posible la divulgación de la Medicina Natural hasta nuestros días fue D. Manuel Lezaeta. Con su excelente libro “La medicina natural al alcance de todos” dio una visión distinta de la medicina que ha hecho posible que muchas personas se planteen si el camino que han tomado hacia la salud es el correcto, o si por el contrario, necesitan dar un giro a su concepto de salud.
Como recordatorio de su excelente labor en el campo de la medicina natural hemos querido publicar un artículo resumen de su Doctrina Térmica de Salud.

Doctrina Térmica de Salud
La Doctrina Térmica se define como aquella que enseña al hombre a vivir sano o a recuperar su salud mediante el equilibro térmico de su cuerpo.
Su objetivo es la Salud, que siendo normalidad funcional del organismo, depende del equilibrio en las temperaturas interna y externa del cuerpo.
Los medios que emplea son: Para vivir sano el cumplimiento de la Ley Natural y para restablecer el equilibrio térmico perdido en todo enfermo, el adecuado uso de los agentes de vida que ofrece la Naturaleza.

Principios en los que se fundamenta la Doctrina Térmica de Manuel Lezaeta
El cuerpo es un solo órgano regado por un solo fluido, la sangre y accionado por una fuerza energética, el sistema nervioso.
El cuerpo tiene una sola función: la vida. Esta es vegetativa y emotiva. La vida vegetativa se manifiesta por la nutrición, eliminación y reproducción.
No hay enfermedades sino enfermos. Estos se pueden dividir en: congénitos, agudos, crónicos y de descomposición orgánica.
La Naturaleza es la que cura normalizando. Unico agente curativo: la fuerza vital. Unica acción: la renovación orgánica.

La fuerza vital
Lo que la fortalece: Buena digestión y eliminación cutánea. El sol. El aire. La luz. La sangre pura.
Lo que la deprime: Vacunas, sueros e inyecciones. Malas digestiones.
Lo que la destruye: Intoxicación intestinal y respiratoria, El veneno. Las drogas. La cirugía, La radioterapia.
Cómo se comprueba la Doctrina Térmica
- Por el pulso.
- Por el iris de los ojos.
- Por las evacuaciones intestinales.
- Por los casos reales de curación integral.
Conclusiones de la Doctrina Térmica de Manuel Lezaeta
- Toda dolencia es de naturaleza funcional y no microbiana (parásito o microbios).
- La salud es normalidad funcional, que precisa equilibrio térmico del cuerpo.
- La enfermedad es anormalidad funcional con diversas manifestaciones según condiciones personales del enfermo.
- La muerte es paralización funcional por intoxicación o degeneración.
- El funcionamiento orgánico se altera por: accidente (causa externa) o desequilibrio térmico (causa interna).
- Debe normalizarse en vez de curar porque lo que se ha perdido es la normalidad.
- No hay enfermo sin fiebre gastrointestinal.
- No hay persona enferma con buena digestión, ni persona sana con mala digestión.
- La salud del hombre depende de su lucha contra el calor interno de su cuerpo.
- El hombre es el único ser de la creación que vive afiebrando sus entrañas con la cocina y enfriando su piel con ropas y abrigos inadecuados.
- Este es el equilibrio térmico que origina toda dolencia, sin necesidad de intervención microbiana.

Nuestras conclusiones sobre la Doctrina Térmica
Hoy puede parecer, en el siglo XXI, muy simplista esta Doctrina Térmica. Sin duda las causas de las enfermedades son muy diversas y son muchas las investigaciones que se siguen realizando en este campo. Sin embargo, hoy también el ser humano es mucho más complejo que cuando Manuel Lezaeta planteó su Doctrina Térmica. Nuestra civilización ha producido enfermos tan complejos como la propia civilización.
En los tiempos del señor Lezaeta, la gente vivía principalmente en el campo, y vivía del campo. Hoy vivimos en la ciudad y de la ciudad, con lo que todo eso conlleva (contaminación, estrés, alimentos desnaturalizados, agua del grifo muerta, sedentarismo, etc, etc.).
En su tiempo los enfermos respondían extraordinariamente bien a los medios naturales que el profesor Lezaeta nos recomienda en sus libros. Hoy los enfermos, como decíamos antes, son tan complejos que ya no es tan sencillo curarse con aire, sol, agua y tierra. Sin embargo, la base de su enseñanza y sus técnicas no han perdido valor, deberían ser la base de toda terapia natural, porque, no lo olviden, somos una parte más de la naturaleza y necesitamos el aire, el sol, el agua, y la tierra para vivir y para curarnos.
Muchas gracias por su aportación al campo de la medicina natural.

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