Vegetarianismo
Los antiguos indios de América eran vegetarianos, y
aun la mayoría de ellos lo son- escribe Chaman Lal. Él nota la similitud
entre el típico pan hindú llamado chapati y la tortilla mexicana,
siendo ambos del mismo tamaño, forma y confección. Dice además que en
sus visitas a México sintió como si estuviese sirviéndose comida hindú,
al probar los platos tradicionales de los indios mexicanos.En su carta
al jefe de Washington, el gran jefe Seattle deplora la matanza de
animales que hace el hombre blanco. En ella dice que para los indios
cada animal, e incluso cada insecto, son como hermanos, pues comparten
un mismo aire.
Si algunos indios comieron carne la consumieron en
forma muy medida y después de ofrecer el animal en sacrificio ante el
altar. No mantuvieron mataderos como los que hoy vemos en las distintas
ciudades del mundo. Consumieron la carne en tiempos de escasez, o como
decimos, con mucha moderación. No se recomienda el consumo de carne a
quienes desean avanzar en el conocimiento de la verdad. Además, no es un
alimento natural al hombre.
Para un vaisnava el consumo de
carne es muy deplorable porque él ve a todos como sus hermanos. Comer
carne endurece el corazón, cubre la capacidad de sentir, de ser sensible
a la verdad. Las verdades más elevadas están todas en el plano de la
conciencia, son metafísicas, es decir, no se pueden percibir con los
sentidos, no se pueden atrapar mediante telescopios ni fórmulas
matemáticas, sino que se manifiestan por sí solas en el corazón de un
ser bondadoso.
La verdad tiene su dueño y su custodio, y no va a
permitir que sea abusada por alguien indebido. Es una gracia divina. Si
alguien puede creer en Dios y en la hermandad universal, debe saberse
muy afortunado, porque posee un tipo de fe más elevado que el común de
la gente.
El respeto a la vida animal implica el respecto a madre
tierra. De lo contrario ¿cómo podemos hablar de amor a la tierra si
arrasamos con los seres que la habitan? ¿Cómo puedo decir que amo un
país si mato a sus pobladores? Este era un concepto natural al antiguo
residente de estas tierras.
La Pachamama, madre tierra. ¿Porqué
aceptamos este concepto? ¿Porqué en forma tan natural vemos a la tierra
como nuestra madre? Porque no podemos más que aceptarlo de esta manera y
la ciencia de la ecología nos demuestra que es así. La industria de la
carne es un gran enemigo y el segundo gran contaminante del planeta. Es
la causante de la lluvia ácida, de las deforestaciones, erosiones, y
hambre en el mundo. Baste por ahora con saber que el mismo espacio de
tierra que me puede proveer con ochocientos ochenta kilos de poroto de
soja, es el que necesitaría para producir tan sólo cincuenta kilos de
carne vacuna.
La tierra es un órgano vivo, que sostiene a otros
miles de billones de seres vivos, tal como nuestro cuerpo vivo sostiene a
muchos otros seres dentro de él. Debemos aprender a desarrollar este
tipo de visión. Nuestra visión actual está muy cerca del fósil y muy
lejos del espíritu. Nos han entrenado a estudiar el fósil, a fijarnos en
la materia muerta, y han retirado nuestra atención de la conciencia.
Esto es un crimen, porque la felicidad, la paz y el amor, pertenecen al
mundo consciente, no al fósil.
Para los antiguos habitantes de
América, la Tierra, Pachamama, no era una bola muerta flotando en un
espacio mecánico, atraída y repelida por otras grandes masas de materia
inconsciente. Para el inconsciente nada es consciente, para el
consciente, todo es conciencia. Por su gran sensibilidad puede percibir
lo sensible en otros seres, y aun más, puede percibir y ver al Supremo
Sensible. No verá el mundo regido tan sólo por leyes, sino que por una
voluntad por encima de ellas.