Existen tampones desde el principio de la historia humana. Hay
evidencias de que las egipcias, babilonias y asirias de clases altas
utilizaban papiro ablandado como tampones. En la Roma imperial se usaban
rollos de lana de calidad y en la Edad Media y en el Renacimiento
tampones de algodón.
Es mentira que la empresa americana Kotex
inventara los tampones en 1930, lo que sí hicieron fue democratizarlo y
universalizarlo. Y con unos excelentes beneficios porque el altísimo
precio de los tampones está totalmente injustificado: son solo algodón y
de mala calidad¡¡¡¡
La industria del tampón tiene un pésimo historial.
Esta información no está extraída de ninguna leyenda urbana que circula
por Internet sino de la rigurosa investigación de la periodista
estadounidense Karen Houppert en el libro “La menstruación” (páginas
21-59).
Nos creemos que los problemas relacionados con los tampones
son anecdóticos, de poca gravedad o inevitables: nada de eso. Son más
frecuentes de lo que se publica, graves y por supuesto evitables.
En
1980 38 mujeres fallecieron por el síndrome del shock tóxico (SST) del
tampón, lo que nunca habría pasado si la industria del tampón estuviera
sometida a mejor vigilancia. Ellos lo negaron y la FDA se cruzo de
brazos hasta que muchas más mujeres siguieron muriendo.
Los
científicos descubrieron que los componentes sintéticos super
absorbentes de los tampones eran un caldo de cultivo idóneo para la
bacteria Staphylococcus aureus presente en letargo en el 15% de vaginas
femeninas.
A pesar de esto, no hubo estudios en profundidad sobre
los tampones ni homologación de criterios hasta 1990 (10 años después)
cuando ya había en EEUU 60.000 mujeres afectadas del SST. Repito:
60.000¡¡
¿Cómo se llegó a eso? ¿Recordamos cuantas décadas han
estado las compañías tabaqueras negando lo evidente y escurriendo el
bulto? Es la historia de siempre: la irresponsabilidad de las compañías y
la apatía gubernamental hasta que todo se destapa y hay presiones
sociales y muertes.
En el libro “Soap Opera: The Inside Store of
Procter & Gamble”, publicado en 1993 por la periodista del Wall
Street Journal Alecia Suazi, se describe la existencia de numerosos
documentos que prueban que los ejecutivos de esta empresa conocían el
carácter dudoso de los tampones Rely AÑOS antes de que fueran sacados al
mercado. Esta marca fue la causante de las muertes de mujeres por SST
en los años 80. La empresa fue alabada por haber retirado
voluntariamente este tampón del mercado pero no tomó dicha medida hasta
que la FDA amenazó con hacerlo con ella. Y la FDA no tomó ninguna
iniciativa hasta que las mujeres empezaron a morir
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